DODGERS TOMA VENTAJA CON GRAND SLAM DE FREEMAN

Freddie Freeman puso fin al encuentro con un grand slam cuando había dos outs de la décima entrada, y Los Ángeles Dodgers derrotaron el viernes 6-3 a los New York Yankees en un inicio vibrante del Clásico de Otoño.

Afectado por un esguince grave de tobillo, Freeman bateó un jonrón al primer lanzamiento que vio –una recta por dentro que le ofreció el cubano Néstor Cortes.

Acto seguido, el astro soltó el bate y emprendió el trote mientras era recibido con un rugido por la multitud de 52,394 espectadores que llenó el Dodger Stadium.

La escena trajo a la memoria aquella protagonizada por Kirk Gibson, quien puso fin al primer juego de la Serie Mundial de 1988 ante los Oakland Athletics con un jonrón en el Dodger Stadium.

Gibson, marginado por una serie de lesiones en una pierna, ingresó como emergente y conectó su cuadrangular ante Dennis Eckersley, cerrador miembro del Salón de la Fama.

Freeman, quien se perdió tres juegos de los playoffs de la Liga Nacional por un problema con su tobillo derecho, no había conseguido un solo extrabase en la postemporada, sino hasta el juego del viernes, cuando corrió a toda velocidad para convertir un doble en triple.

Gavin Lux negoció un boleto de Jake Cousins con un out en la parte baja del décimo capítulo y avanzó a la intermedia con un sencillo de Tommy Edman dentro del cuadro.

El venezolano Oswaldo Cabrera, quien ingresó como reemplazo defensivo, rozó la pelota con el guante, pero ésta se fue a los jardines.

Ello trajo a la caja de bateo a Shohei Ohtani, bateador zurdo. El manager de los Yankees, Aaron Judge, recurrió de nuevo a su bullpen para colocar en el montículo a Cortés, abridor zurdo que no lanzaba desde el 18 de septiembre, debido a una lesión de codo.

Alex Verdugo corrió en el jardín izquierdo para atrapar un batazo de foul y retirar a Ohtani. El mexicano cayó al otro lado de la barda, lo cual permitió por regla que los corredores avanzaran una base.

Con la inicial desocupada, Nueva York dio un boleto intencional a Mookie Betts para llenar las almohadillas. Vilo después el duelo de zurdos entre Cortés y Freeman. El garrotazo desató la locura en el parque.

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